El Dépor presume de plantilla con su banquillazo | OneFootball

Hay decisiones que hablan por sí solas del estado de un equipo. La de dejar en el banquillo al hombre que venía de firmar el hat-trick más rápido del siglo XXI no es un castigo.En el Dépor no lo es, en absoluto. Es un signo inequívoco de riqueza. Antonio Hidalgo lo hizo ante la SD Huesca, cuando nadie lo podría haber imaginado. Apostando de inicio por Mulattieri, sí. No es ninguna temeridad. El resultado fue una goleada del Dépor por 4-0 que confirma que este Deportivo tiene fondo de armario, variantes. Y, sobre todo, tiene mucha hambre. Y motivación.

Mulattieri, otra forma de atacar para el Dépor

La elección del técnico no fue casual. Mulattieri, menos vertical que Zakaria, ofrece apoyos. Descarga juego y permite que los extremos —un Luismi Cruz incisivo y un Mella desatado— tengan más espacio para hacer daño. La fórmula funcionó, claro. El Deportivo fue un vendaval. Dominó de principio a fin.

Y encontró en la movilidad del italiano un recurso que desordenó a la zaga oscense. Un elemento de ancla capaz de repartir a ambos flancos. Quizá asegure menos colmillo goleador. Lo que aporta en intangibles y generación lo compensa con creces.

Un equipo con múltiples amenazas

El partido fue un catálogo de virtudes. Posesión agresiva, transiciones rápidas. Y, sobre todo, gol. Cuatro tantos para un equipo que ya es de los más anotadores de LaLiga Hypermotion. Algo que le coloca de momento en lo más alto de la clasificación.

Y por si fuera poco, Zakaria entró desde el banquillo para firmar el cuarto gol. Es, además, el quinto en su cuenta particular de la temporada. Ya es máximo goleador de la Hypertensión. Recordando que, juegue quien juegue, este Dépor tiene pólvora de sobra.

Riazor vuelve a ilusionarte

Este tipo de decisiones y resultados envían un mensaje al vestuario. El de que aquí nadie tiene el puesto asegurado. Zakaria, pese a ser el hombre de moda, sabe que debe seguir compitiendo para mantenerse en el once. Y eso, lejos de ser un problema, es gasolina pura para un equipo que quiere volver a Primera División.

El neerlandés no sólo logró mantener esa motivación. Probablemente la elevó. Este Dépor ilusiona y convence en las apuestas de ascenso. Precisamente por eso, por su riqueza y su cohesión. La grada, entregada, despidió a los suyos con ovación cerrada. El Dépor no solo ganó, convenció. Y lo hizo mostrando que tiene alternativas para cada escenario, algo vital en una categoría tan exigente.

Si mantiene esta amplitud de recursos y la competencia interna sigue elevando el nivel, el sueño del ascenso puede dejar de ser un anhelo para convertirse en una realidad. El Dépor ha enviado un mensaje al resto de la liga. No depende de un solo héroe. Parando a uno, no le podrán frenar. Dispone de un ejército dispuesto a asaltar la cima.