El Platense solidario, sacrificado y mata-grandes lo hizo de nuevo: le ganó a San Lorenzo y es finalista | OneFootball

Platense derrotó a San Lorenzo 1-0, en el estadio Pedro Bidegain, por la semifinal del Torneo Apertura. El Calamar -que jugará la final ante Huracan el próximo domingo, a las 17 horas, en el estadio Madre de Ciudades, de Santiago del Estero- venía de eliminar, siempre como visitante, a Racing Club, en octavos, y a River Plate, en cuartos. ¿Qué mejor festejo de cumpleaños para el club nacido el 25 de mayo de 1905?

Tanto San Lorenzo como Platense ratificaron las virtudes que los llevaron a esta etapa avanzada del certamen: el sacrificio, la entrega total, la pasión por relucir sus respectivas camisetas. Y así se jugaron los noventa minutos, con fervor, con intensidad, con carácter.

Por momentos prevaleció el equipo de Miguel Ángel Russo, apoyado en la sapiencia y calidad de Iker Muñaín, los intentos de Matías Realli (entró a los 17 minutos, por el lesionado Ezequiel Cerutti) y la peligrosidad de Andrés Vombergar. De a ratos, se impuso el conjunto de Favio Orsi y Sergio Gómez , con la capacidad técnica de Vicente Taborda para la gestación y el motor de Leonel Picco en la zona central.

De todas maneras toda esa lucha y ritmo intenso no les ocasionó a los arqueros Orlando Gill y Juan Pablo Cozzani preocupaciones ni participaciones decisivas. Al menos, hasta el segundo tiempo.

En ese período final, el Calamar ofreció su mejor imagen, saliendo con una firme vocación y determinación de ataque. Y a los 27 minutos estalló en un loco festejo: Vicente Taborda ejecutó el tiro de esquina, desde la izquierda, Orlando Gill rechazó con los puños y Franco Zapiola, quien había ingresado apenas dos minutos antes, metió el zurdazo de la gloria.

Elevó la tensión ese gol, Platense resaltó su personalidad, su firmeza, su seguridad, la tremenda dupla central que conforman Ignacio Vázquez -jugó un partido de 10 puntos- y Oscar Salomón. Y San Lorenzo fue hacía adelante en busca del empate desparramando actitud a lo largo y ancho.

En los instantes finales, un remate bajo y cruzado de Alexis Cuello que Juan Pablo Cozzani desde el piso alcanzó a manotear para impedir que la pelota entrase por su segundo palo. Y luego, Ignacio Vázquez, salvador una vez más, se cruzó justo para desviar al corner un tiro de Iker Muñaín.

Las últimas imágenes de la semifinal mostraron a un Platense tranquilo, sobrio y confiado para apuntar su triunfo y a un San Lorenzo sin resignarse y con su arquero Orlando Gill fijando residencia en el área contraria.

Aplausos para un San Lorenzo, que bajo la conducción de uno de los mejores técnicos del fútbol argentino y un plantel fraternal soportaron no cobrar sueldos y la grave crisis institucional, para pelear hasta el anteúltimo paso. Y más aplausos para un Platense, que sabe y entiende a que juega a la perfección sin escatimar esfuerzos, y que ya deja de ser sorpresa para ser una realidad.