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La Galerna

·24. Januar 2025

El problema de los cuatro

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En 1890, sir Arthur Conan Doyle publicó su obra El signo de los cuatro. En 2025, el periodismo deportivo patrio se ha inventado el problema de los cuatro. Lo que viene a ser un empate de toda la vida. Desde las redacciones de los medios de este a veces santo país pulula la triste idea de que el Real Madrid, seguramente lo más santo que le queda a esta nación, no puede jugar con cuatro jugadores de ataque.

Los argumentos varían, las ideas danzan, las dudas se suscitan, los analistas debaten… y el fútbol muere. De aburrimiento, no va a ser de otra cosa. Porque mientras estos expertos, que no desean precisamente bien alguno al Real Madrid, sugieren que si se juega mejor sin Vinícius, que si la R sobra de la BMW, que si Mbappé se desempeña mejor por la izquierda o que igual habría que poner a Thibaut de 9 puro a rematar centros, los pupilos de Ancelotti dieron buena muestra de la capacidad ofensiva que puede tener, y de hecho tiene, este equipo cuando la labor ofensiva la llevan a cabo Bellingham, Vinícius, Rodrygo y Mbappé.


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El estado de forma de los cuatro comienza a asemejarse a lo que todos nos imaginábamos cuando el de Bondy desembarcó en la capital española y, tras el período de adaptación de rigor del parisino, el Madrid empieza a ser la bestia ofensiva que se podía intuir que acabaría siendo.

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Ancelotti no es Sherlock Holmes, ni falta que le hace, para ser consciente de que, como ha venido a decir en su última rueda de prensa, con estos cuatro depredadores arriba no tiene que preocuparse del ataque blanco tanto como de dar con la tecla para garantizar el equilibrio defensivo del equipo. El talento se les derrama a raudales de las botas y sólo necesitaban algo de rodaje conjunto para empezar a mostrar de lo que son capaces juntos.

El taconazo de Jude, la asistencia de Vini a Rodrygo, y cómo el resto de jugadores empiezan a aprovechar coordinadamente los desmarques de ruptura de Vinícius y Mbappé suponen una buena muestra de la capacidad ofensiva de un Madrid con estos cuatro jugadores.

Resulta curioso comprobar cómo la prensa se ha apresurado a encontrar un problema en que un equipo disponga de cuatro jugadores de semejante talla mundial en el once cuando han comenzado a exhibir conjuntamente su mejor nivel

Los que apuntan a que esta alineación es insostenible en las grandes noches, como es normal, utilizan como referencia las hasta ahora infaustas veladas de esta temporada ante rivales de entidad como Liverpool o, sobre todo, Barcelona. Yo espero que Carletto también las use de referencia si, como creo que hará, repite sistema de juego con los cuatro de arriba.

Pero el problema, más que de hombres y nombres, sería de planteamiento y de posicionamiento de los mismos sobre el verde. El 4-2-3-1 es un sistema fácilmente convertible a un 4-4-2 con el que plantar un bloque a la altura que considere el cuerpo técnico en función del rival, y en el que a Jude y Rodrygo les tocaría la labor de trabajar algo más en esa segunda línea en fase defensiva.

También hay que tener en cuenta que alinear a estos cuatro fantásticos supone un reto para el equipo rival, que sabe que no puede verter todo su arsenal ofensivo sobre el área al tener que resguardarse de un ataque blanco que seguramente vaya a ganarle a los puntos en un toma y daca. Convertir el encuentro en uno de ida y vuelta ante al Real Madrid seguramente sea la peor opción que pueda tomar cualquier entrenador rival.

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Y por último, y de nuevo esperando que Carletto y su cuerpo técnico hayan tomado buena nota, especialmente de las derrotas ante el Barcelona, alinear a estos cuatro supone una declaración de intenciones en cuanto a la iniciativa del partido. Acaparar el balón o presionar arriba para recuperar cerca del área con espacio son las mejores armas con las que dotar de opciones a los cuatro cracks de arriba y, a su vez, evitar sufrir ocasiones.

Parece más fácil decirlo que hacerlo, sobre todo en clave clásico, pero para ello se antoja fundamental que en estos partidos el equipo disponga de laterales con velocidad para recuperar los balones largos que manden a sus extremos y, sobre todo, que se realice un trabajo de coberturas con los centrales. Aunque las sensaciones de Alaba vayan mejorando en estos meses, seguramente sean días para confiar más en la velocidad de Rüdiger y Asencio.

Los mismos que se escandalizan ante la posibilidad de que el Madrid juegue con estos cuatro jugadores en el frente de ataque son precisamente los que se desgañitan alabando a un City de Guardiola que ha llegado a jugar con dos mediapuntas, dos extremos y un delantero centro

Resulta curioso comprobar cómo la prensa se ha apresurado a encontrar un problema ante la perspectiva de que un equipo disponga de cuatro jugadores de semejante talla mundial en el once y que precisamente no hubiera hallado dicho problema hasta que estos hubieran empezado a exhibir conjuntamente su mejor nivel. Si uno le pregunta a cualquier entrenador del mundo si vería como un problema alinear a Rodrygo, Vinícius, Bellingham y Mbappé, yo creo que la respuesta sería, como mínimo, una risa floja y una mirada de condescendencia al periodista.

Como curioso es contrastar que los mismos que se escandalizan ante la posibilidad de que el Madrid juegue con estos cuatro jugadores en el frente de ataque son precisamente los que se desgañitan alabando a un City de Guardiola que ha llegado a jugar con dos mediapuntas, dos extremos y un delantero centro. Yo tampoco soy Sherlock Holmes, pero a lo mejor, y sólo a lo mejor, el problema de los cuatro no lo tiene el Madrid, sino ellos. Y los pobres a los que les toquen defenderles, claro está.

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