En partidazo y con gol de Lisandro Martínez, Liverpool y Manchester United empataron 2-2 por la Premier League | OneFootball

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·5. Januar 2025

En partidazo y con gol de Lisandro Martínez, Liverpool y Manchester United empataron 2-2 por la Premier League

Artikelbild:En partidazo y con gol de Lisandro Martínez, Liverpool y Manchester United empataron 2-2 por la Premier League
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Foto: EFE

Liverpool y Manchester United empataron 2-2 por la fecha 20 de la Premier League. Lisandro Martínez anotó uno de los goles.

Con el agua al cuello, después de tres derrotas consecutivas en la Premier League, el técnico Rúben Amorim tomó aire en su visita a Anfield, donde el Manchester United rescató un punto al empatar con el Liverpool (2-2), incapaz de aprovechar el pinchazo del Arsenal para aumentar su ventaja en el liderato. Anfield recibió con ganas a su rival tradicional. Los trabajadores del club 'red' se emplearon a fondo para retirar la nieve que al inicio del partido lucía en las bandas. Una sensación térmica de -4 grados no impidió un ambiente caliente para el Manchester United, con todas las alarmas encendidas por sus últimos resultados. En concreto, cuatro derrotas consecutivas, tres en la Premier League y una en la Copa de Inglaterra. Desde 1979, el Manchester United no acumulaba tantos partidos seguidos perdidos y la figura del técnico Rúben Amorim, hasta hace unos meses un héroe en el Sporting de Portugal, pasaba a ser la de un villano por tierras inglesas. De hecho, el mal arranque de la etapa de Amorim ensalzó la del técnico anterior, el interino Ruud van Nistelrooy, con mejores marcadores que su sucesor y con un aura más mítica por su gran pasado en los 'Diablos Rojos'. El caso es que el United tenía que sumar puntos. De cualquier manera. Fallar otra vez podía ser una losa muy pesada y por eso Amorim retocó su alineación respecto a su última derrota contra el Newcastle (0-2). Casemiro, Christian Eriksen y Joshua Zirkzee se quedaron en el banquillo. Manuel Ugarte y Bruno Fernandes, que sancionados la pasada jornada, regresaron al once, igual que Kobbie Mainoo. Enfrente, Arne Slot no tenía mucho que retocar cuando su equipo funciona a toda máquina. Sólo Ibrahima Konaté, en el centro de la defensa, sustituyó al lesionado Joe Gomez. El resto, fueron los mismos que golearon al West Ham (0-5) y que habitualmente marcan el paso en el Liverpool. De inicio, no hubo sorpresas. Ocurrió lo esperado, que el Liverpool se hizo con el dominio total del encuentro, con Alexis Mac Allister al mando de casi todas las operaciones en ataque y con el United encerrado en su parcela del terreno de juego para sorprender al contragolpe. El equipo de Amorim se resguardó bien detrás de un muro, que, sin embargo, el Liverpool sí que consiguió derribar en ocasiones. Abrió algunas brechas y al cuarto de hora llegó la primera ocasión clara con un mano a mano de Cody Gakpo que cruzó en exceso ante André Onana. Mac Allister dio continuidad a esa ocasión y sumó otra apenas dos minutos después. El hombre que anunció esta semana que era su última temporada en el Liverpool, Mohamed Salah, firmó un pase excelso desde la banda izquierda que remató a bote pronto el argentino y al que respondió Onana con una gran intervención. El United aguantaba los mordiscos de su rival e incluso se permitió el lujo de sumar un par de contragolpes que estaban en la pizarra de Amorim. Y siempre, por la banda izquierda, donde aprovecharon la debilidad de Trent Alexander-Arnold, el más débil del encuentro. Tácticamente, falló al trazar la línea del fuera de juego y su equipo estuvo a punto de pagarlo caro. Primero, con una internada de Diogo Dalot que remató mal Amad Diallo. Y después, Rasmus Hojlund se coló por su zona y falló un mano a mano ante Alisson, que frenó en seco al delantero danés con el cuerpo para evidenciar la falta de instinto asesino de un buen atacante pero con falta de mordiente. Al descanso, el dominio fue para el Liverpool. Pero, curiosamente, las ocasiones más claras fueron para el United. Amorim seguro que rezó en los vestuarios para no pagar caro en el segundo acto no haber aprovechado sus ocasiones. Pero todo podía pasar, el United había dejado algún brote verde para sacar algo de Anfield. Entonces, apareció Lisandro Martínez para golpear primero y hacer lo que no consiguieron sus compañeros de ataque: marcar. Justo en la reanudación, muy encima durante todo el partido de Salah, se anticipó al egipcio en el centro del campo para ceder la pelota a Bruno Fernandes. Con descaro se introdujo dentro del área, recibió un pase filtrado de su compañero y fusiló a Alisson. Esa alegría que tanto necesitaba el United duró poco. Apenas siete minutos, los que transcurrieron entre el 52 y el 59, cuando Gakpo se encontró dentro del área con un pase filtrado de Gravenberch; sentó con un recorte espectacular a Matthijs de Ligt y lanzó un zambombazo imparable para Onana. Y precisamente, De Ligt, volvió a ser clave para el Liverpool, que se encontró con una mano clarísima del central neerlandés a un remate de Gakpo. Desde el VAR avisaron al árbitro Michael Oliver y Salah no falló desde los once metros con un disparo que llegó a tocar Onana. El gol número 18 del egipcio con el que superó en la tabla de goleadores a Erling Haaland, ya fue una losa muy pesada para el United, pero no decisiva. No se vino abajo pese a que en un suspiro pasó de la felicidad del 0-1 a la ruina del 2-1. Tenía veinte minutos para empatar y lo consiguió por la misma grieta de siempre, la banda derecha del Liverpool. En esa ocasión, fue Alejandro Garnacho quien entró por la zona de Alexander-Arnold. Llegó hasta la línea de fondo, mandó la pelota al corazón del área y Diallo remachó la faena. El United estaba vivo. Amorim, también. Y aún había ambición en sus venas. Querían la victoria, no se arrugaron y se echaron hacia delante convirtiendo el duelo en un correcalles. Entonces, Onana se hizo grande para salvar un disparo de Conor Bradley y un cabezazo de Virgil Van Dijk. Allison tampoco se quedó atrás, porque frenó a Ugarte y en el 97, Harry Maguire, mandó la pelota a las nubes con la portería vacía. Al final, el marcador se quedó como estaba, un empate (2-2) que permitió tomar aire a Rúben Amorim y que evitó que el Liverpool aprovechara el pinchazo del Arsenal. Las distancias arriba se mantienen y el líder sigue con seis puntos de ventaja sobre su máximo rival por el título.

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