
La Galerna
·21. September 2025
La corrupción empezó en Tenerife 1992

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·21. September 2025
Les voy a contar una teoría. Conspiranoica, claro. O no. No podemos ignorar el escándalo planetario del fútbol español, el escarnio y la vergüenza propia y ajena que sentimos los millones de españoles que asistimos inermes a la exhibición de la cara de hormigón armado de los dirigentes del fútbol y de ese club del que usted me habla. Ni unos ni otros muestran el menor síntoma de arrepentimiento, ni pudor, ni propósito de enmienda, siendo protagonistas del escándalo más grave de corrupción de la historia del deporte mundial.
Nunca antes un club deportivo había comprado a los jueces de la competición durante décadas, a calzón quitado, probando distintos métodos hasta llegar a las facturas por informes inexistentes. Ya saben que estoy convencido de que todo esto empezó, tal vez como un experimento, en la temporada 1991/92, en la primera liga robada por el Barcelona al Real Madrid en Tenerife. El experimento dio sus frutos y el Barcelona sucumbió a la tentación de repetirlo, corregido y aumentado.
La idea se fue forjando durante años en la cabeza de Josep Lluis Núñez i Clemente, catalán de pura cepa como se puede colegir de su nombre y apellidos, nacido en Baracaldo, Vizcaya. Ya sabemos que los vascos nacen donde les da la gana, pero también que pueden adoptar posteriormente, a conveniencia, una filiación diferente. De familia humilde, Núñez llegó a ser constructor y a amasar una considerable fortuna en la España de los años 60, en una Barcelona próspera, ciudad de acogida de inmigrantes de media España. Probablemente contó durante toda su vida con la ayuda de su falta de escrúpulos, lo que le llevó a la cárcel siendo octogenario, tras sobornar a inspectores de Hacienda para que le ayudasen a ocultar ingresos millonarios de los ojos del fisco.
Núñez era listo, pero iletrado ("quicir..."), además de un hombre tenaz y hábil en los negocios. Cuando llegó a la presidencia del Barcelona, en 1978, revolucionó un club endeudado y lo puso en beneficios, imponiendo una mentalidad austera, pero un tanto anacrónica, que si bien le llevó a sanear las cuentas hizo que el Barça tuviera que renunciar a mantener a sus estrellas cuando pedían mejoras salariales (Maradona, Ronaldo, Schuster, Stoichkov, Figo). Núñez nunca imaginó el futuro del fútbol.
Entre 1978 y 1991 el Barcelona era eminentemente un club copero (5), seguido por el Real Madrid (3); mientras, los blancos ganábamos las ligas (7), coincidiendo con la época dorada del fútbol vasco: Athletic (2) y Real Sociedad (2). El Barça consiguió ganar 2 ligas en esa primera etapa del nuñismo.
Después de trece años de presidencia, Núñez se cansó del deporte, de los futbolistas. Él sólo quería ganar. Con un enfermo como Gaspart de copiloto, fueron probablemente los dirigentes que más daño le han hecho al fútbol español. Ellos fueron quienes, incapaces de alcanzar la grandeza, aún con equipos competitivos, decidieron comprarla. En algún momento de 1992, Núñez alumbró la idea de comprar partidos y la desarrolló con éxito. Había sido vicepresidente de la RFEF, lo que le sirvió para entender los mecanismos de la organización. En 1993 apoyó al abogado y exfutbolista Ángel María Villar en su candidatura a la presidencia. Una vez en el cargo, este designó al exárbitro Victoriano Sánchez Arminio para dirigir el CTA, aunque Victoriano ya dirigía el arbitraje desde 1988. No busquen más nombres. Estos cuatro, más Negreira, controlaron el fútbol hasta el año 2000 y diseñaron un mecanismo clientelar indetectable para amañar partidos.
Laporta pensó que era buena idea decir en 2023, para quitarle importancia al Negreirato y apartar el foco de su propia conducta, ya descubiertas las facturas, que los pagos al vicepresidente del CTA comenzaron en la era Núñez, a quien reemplazó tras 22 años de mandato en la presidencia del club en el 2000. Aunque no se hayan podido probar pagos anteriores a 2000 con facturas, no es difícil imaginar a un constructor que hizo su fortuna en el franquismo, con escasa formación, comprando partidos como quien compra licencias urbanísticas.
Mucho menos difícil si nos remontamos al 7 de junio de 1992, de infausto recuerdo para los madridistas, cuando fuimos atracados con premeditación y alevosía por Raúl García de Loza, árbitro de cabecera del corrupto Sánchez Arminio. Recientemente, el colegiado se atrevió a comentar en una entrevista que "con el VAR, el Madrid habría ganado esa Liga".
El Real Madrid tenía que ganar en Tenerife para ser campeón. Después de un partido muy tenso, con diferente rasero en el criterio de las faltas y de los fueras de juego, los actos delictivos se sucedieron. En el minuto 63, aún con 1-2 en el marcador, el juez de línea Puentes Leira levantó su banderín tras un gol de Luis Milla en el que un defensor tinerfeño estaba un metro por detrás del madridista. Puentes Leira, árbitro de segunda B e inédito en la categoría, fue designado sorpresivamente para ese partido. ¿De qué nos suena esa estrategia? De Prieto Iglesias, hombre que pasó de ser el árbitro número 16 de segunda, a colegiado de primera vía indice corruptor de Negreira. Este individuo ha sido recientemente premiado por Louzan con la jefatura del VAR, cargo muy merecido por quién sabe qué habilidades.
Desde 1975, ni un solo presidente de la RFEF ha estado exento de procedimientos judiciales por corrupción, malversación, prevaricación y otros delitos. 50 años de corrupción ininterrumpida. ¿Cómo pretenden convencernos ahora de la limpieza?
Puentes Leira tuvo una carrera meteórica en el arbitraje desde ese día, llegando a ostentar diferentes cargos en el CTA tras su retiro. Treinta y tres años después, quieren que creamos que las designaciones y los ascensos no influyen en los resultados o que el CTA está gobernado por personas honestas.
En el minuto 70, con 1-2 en el marcador, Villarroya fue expulsado por una entrada tras la que Carlos Martínez (!) y Michael Robinson exclamaron al unísono "¡roja!", sorprendidos por la decisión del árbitro. Un Real Madrid superado por los acontecimientos concedió dos goles en un minuto: un autogol del brasileño Rocha que se lió bajo palos en un balón suelto, y un error mayúsculo de Paco Buyo tras un horrible pelotazo atrás de Sanchis. La pelota terminó en los pies de un jugador del rival enfrente de una portería vacía. 3-2 y la liga para el club corrupto.
Los lectores que no estuvieran vivos o que no puedan dar testimonio por haber estado ocupados con el chupete u otros pasatiempos infantiles en ese momento, deben buscar el vídeo probatorio en YouTube para constatar que los métodos prevaricadores del CTA no han hecho más que perfeccionarse con el tiempo. Lo que vemos hoy es de una sofisticación que roza la excelencia. La excelencia en la manipulación y el amaño de los resultados deportivos, añadiendo más árbitros y tecnología como coartada de neutralidad... pero con el mismo resultado: el que paga, manda. Núñez pagó y Núñez mandó. Gaspart pagó, Rosell pagó, Bartoméu pagó y Laporta pagó y volvió a pagar, tan satisfecho con la contraprestación que cuadruplicó el importe de los pagos.
Tiempo después de esa liga perdida se supo que un futbolista del Barcelona, excompañero en el Barça de Luis Milla, le ofreció 40 millones de pesetas de la época (unos 500.000 euros de hoy) por cometer un penalti o provocar un autogol en el partido. Esto lo confirmó el propio Milla en entrevista a La Galerna. También se supo que Toño Hernández, el capitán del Tenerife, repartió unos 21 millones de pesetas (250.000 euros de hoy) entre jugadores y staff, por la victoria sobre el Real Madrid. Recuerden las palabras de Gaspart de este mismo año, en uno de esos shows tan graciosos del universo culé en los que reconocen delitos sin el menor asomo de vergüenza o de culpa: "Yo estoy a favor de pagar a un equipo por ganar".
Celino Gracia Redondo, un árbitro mediocre, perpetró el segundo atraco en Tenerife en 1993, expulsando al pobre Iván Zamorano por un contacto inapreciable con un adversario y tragándose dos penaltis catedralicios. Tras retirarse del fútbol, el ex-árbitro montó un negocio de catering que fue proveedor de la RFEF durante 10 años, coincidiendo con el Negreirato en el CTA y con el mandato del corrupto Villar. Desde 1975, ni un solo presidente de la RFEF ha estado exento de procedimientos judiciales por corrupción, malversación, prevaricación y otros delitos. 50 años de corrupción ininterrumpida. ¿Cómo pretenden convencernos ahora de la limpieza?
El Real Madrid acude a la FIFA en busca de amparo en medio del hedor insoportable de la corrupción. Cuatro tentativas de atraco en los cuatro primeros partidos de Liga, sin éxito. El quinto partido, en casa, contra un rival ordenado y peleón se saldó con dos golazos desde fuera del área. Sin jugadas propicias es muy complicado prevaricar.
Comparecimos diezmados por lesiones y por la decisión inconcebible de mantener la sanción sobre Huijsen después de reconocer un error arbitral. Doble castigo: te pierdes 60 minutos de un partido y te pierdes 90 de otro porque un árbitro "ha cometido un error" que, pudiendo, no han querido rectificar. Un buen amigo, hablando sobre comportamientos humanos que parecen malintencionados, me dice siempre que no hay tantas personas malvadas en el mundo, que no intente explicar por maldad lo que puede ser explicado por estupidez.
¿No creen que ante la perspectiva de una sentencia condenatoria por corrupción continuada en el fútbol español la presión de la UEFA y de la FIFA puede obligar a la RFEF y LaLiga a una regeneración, a fumigar el CTA ? ¿No creen que lo que estamos viendo puede ser simplemente la reacción irracional, la negación de la realidad de personas que saben que fuera del fútbol jamás podrán ganar más que un salario medio? Para ser malvado y sobrevivir necesitas bastante inteligencia. Si eres malvado e idiota, tomarás decisiones incomprensibles con las que crees que te proteges, pero los demás las verán como una inexplicable insistencia en morir matando en una situación desesperada.
En fin, la curiosidad por el quinto partido era más por ver cómo lo intentaban esta vez que por admirar un golpeo de folha seca de Kylian, el resurgir de Vini (quise ver brotes verdes), el compromiso y la calidad de Franco o el golazo estratosférico de Militao, pero no me voy a quejar por la decepción. En realidad los madridistas nos conformamos con poco: queremos ver fútbol. Sólo fútbol.
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