Ricardo Adé y la selección de fútbol de Haití (por @NachoJOsorio1) | OneFootball

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·20. November 2025

Ricardo Adé y la selección de fútbol de Haití (por @NachoJOsorio1)

Artikelbild:Ricardo Adé y la selección de fútbol de Haití (por @NachoJOsorio1)

Por Ignacio Osorio

El día martes en la noche (o miércoles, según desde donde se haya seguido), la selección de fútbol de Haití vivió un momento histórico: clasificó al Mundial 2026 luego de más de 50 años desde su última cita mundialista (Alemania 74), marcando un hito no tan solo deportivo, sino también social debido a los duros años que atraviesa – hace más de una década- la otra mitad de la isla que alguna vez fue conocida como La Española.


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Lo ocurrido en Curazao, país donde los haitianos han debido hacer de local, no solo resonó en la excolonia neerlandesa, sino también en Puerto Príncipe, ciudad en la que cientos de miles de haitianos, por algunos momentos, dejaron de lado sus problemas de sobrevivencia, algunos habrán (ojalá) dejado las armas, otros evadido sus problemas económicos, o incluso agradecieron a algún Dios o al cielo por aquel hermano, madre o padre que en estos difíciles momentos del país caribeño dejó de estar en este plano y se perdió este hito histórico. Haití fue una fiesta, no solo por el fútbol y su fuerte tradición en las islas, sino también por lo que desde hace años vive su gente a diario: hambre, pobreza, desolación, soledad, temor al crimen organizado, siendo este deporte un bálsamo que hoy, muy probablemente tanto a los isleños como a la gran diáspora (incluido Chile) los hizo levantarse con una sonrisa.

Chile no está tan ajeno a este logro futbolístico-social, pues como parte del plantel – como parte estelar- se encuentra una de las figura de la selección, el excentral de Santiago Morning y Magallanes, hoy en Liga Deportiva Universitaria de Quito, Ricardo Adé, cuya trayectoria e historia

en el fútbol – paso por nuestro país incluido- retrata muy bien las peripecias y vueltas que un futbolista haitiano debe hacer para poder alcanzar niveles de competitividad que, en algún momento, los lleve a conseguir sueños como este.

Debutó en el Don Bosco, un club que, como indica su nombre, está fuertemente ligado a la tradición salesiana en la isla, pero que por motivos casi obvios, a pesar de ser de los más fuertes de Haití, no podría considerarse un club profesional con todas las condiciones para la alta competencia. De ahí, su paso, a prueba en una primera instancia, en Santiago Morning, donde sus buenas actuaciones lo asentaron en la segunda división de nuestro país, teniendo un paso todavía más destacado en Magallanes. Su paso por los Carabeleros le permitió saltar al fútbol de Ecuador, precisamente al Mushuc Runa y luego al Aucas, donde su buen desempeño le permitió el paso a uno de los clubes importantes del continente: LDU, Liga Deportiva Universitaria.

La vuelta ha sido larga, como todo futbolista haitiano perteneciente a este plantel, quienes se reparten entre los Estados Unidos, Francia, Bélgica, Irán o Inglaterra. Algunos incluso han transitado por clubes semiprofesionales en las profundidades del fútbol francés, haciendo uso de ese lazo histórico-cultural para poder al menos rozar una liga con cierto nivel de competitividad, que les permita no solo llegar a un Mundial, sino poder salir realmente de la Isla.

Haití no solo triunfó en el fútbol, clasificando a su histórico mundial, sino que ha demostrado que este deporte es lo que es por historias como estas, en donde es la pelota la que logra, de manera casi mágica, hacer que el mundo se detenga, los problemas se olviden o ser, como en este y muchos casos, ser un vehículo de superación tan profundo que

incluso logra la superación y la felicidad en uno de los países más desdichados del mundo.

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