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La Galerna

·26. August 2025

Un problema social

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Decía nuestro querido maestro, Antonio Escohotado, que “un país no es rico por sus recursos, sino por su educación. Educación significa que, aunque puedas robar, no lo haces (aquí nos estaba avisando de la ineludible condición de miseria del club cliente de Negreira). Si la acera es estrecha, te bajas y pides disculpas. Al pagar en un restaurante, dices gracias. La educación es el respeto ilimitado por los demás. La verdadera riqueza es educación y conocimiento, es empatía…”

La segunda victoria del Real Madrid de Xabi Alonso, más contundente que la primera, ha derivado, como no podía ser de otra manera, en una nueva crisis del club blanco, centrada esta vez en su delantero, Vinícius Jr.


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Según Esteban, Vinícius tiene un problema social porque, sin haber jugado nunca ante el Oviedo ni haberse dirigido con anterioridad a su afición de ninguna manera, esta tuvo a bien recibirle con una sonora pitada que posteriormente se vio acompañada de insultos racistas de una parte de ella, manidas burlas con los ya cansinos balones de playa e imitaciones de los sonidos de mono.

Si yo quisiera analizar detalladamente una parada de Courtois, seguramente tomaría la opinión de Esteban como oro en paño a la hora escrutar la acción de nuestro Thibaut y le consideraría una autoridad máxima en la materia. Pero a la hora de encarar un problema social, permítanme que me quede antes con las palabras de don Antonio que con las de un exportero que, además de estar sesgado por su condición de colchonero, se aprovecha del altavoz proporcionado por el gremio de moralidad más cuestionable que puebla nuestro país.

Porque no, Vinícius no tiene un problema social, sino uno de incontinencia. Si le pinchan, reacciona. Si le atacan, se revuelve. Si le insultan, da una asistencia, marca un gol y a continuación manda el pertinente recado a la grada dirigido a quienes previamente se acordaban hasta del último miembro de su familia.

Porque no, Vinícius no tiene un problema social, sino uno de incontinencia. Si le pinchan, reacciona. Si le atacan, se revuelve. Si le insultan, da una asistencia y marca un gol

El verdadero problema social que no aborda, ya sea por interés o por pereza, el auténtico culpable de la situación que rodea a Vinícius es el de la sociedad española, que, más allá de haber comprado el relato facilón de lo malo que es Vinícius, como anteriormente lo fueron Bale, Cristiano Ronaldo o Mourinho, llega al punto de dejarse llevar por el mismo hasta alcanzar una cuota de odio tal que sólo el insulto, o en algunos casos incluso la imitación de un sonido gutural simiesco, es capaz de sofocar.

Quizá esté pecando de ingenuidad, pero me parece más preocupante que en cada estadio que visite el Real Madrid haya una afición entera esperándole con los insultos en el fondo de sus labios desde que el brasileño salta a calentar. ¿De verdad ha hecho Vinícius tanto como para merecer eso? ¿De verdad unos gestos reactivos que se han visto toda la vida en los campos de fútbol en los que hemos crecido son motivo suficiente para que gente, quiero creer que personas civilizadas, pierdan la compostura de semejante forma y sucumban a su odio más primigenio para proferir los insultos más hórridos que habitan en su corazón?

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No hay mayor desprecio que no hacer aprecio, y para esto no hay nada más válido que el silencio. Sin llegar al odio, un servidor mismo puede sentir cierto desagrado hacia jugadores de los principales equipos rivales y no por ello me he visto en la necesidad de insultarles cuando he acudido al campo a ver partidos que nos enfrentaban.

No pretendo llevar este tema a las odiosas comparativas, pero en la pasada década tuvimos la desgracia de sobrevivir a un jugador que saldaba cada partido con una agresión, que jugaba al límite del reglamento, aprovechándose además de la benevolencia de quienes lo aplicaban, y jamás recibió un trato popular como el que recibe Vinícius.

Quizás esté pidiendo mucho y tenga que conformarme con pedir que, al menos, esperen a que Vinícius provoque en primer lugar. Igual hasta se llevan una sorpresa

Por poner un ejemplo más cercano, la estrella prominente del equipo rival tiene una actitud similar a la del brasileño, con gestos incluso más provocativos que los del madridista y actitudes bastante más chulescas, y en los medios de lo único que se habla es de sus peinados. Independientemente de la diferencia de trato mediático y la responsabilidad de la prensa sobre el que van a recibir estos en el campo, creo que como sociedad deberíamos aspirar a la riqueza de la que hablaba don Antonio. Esa que profesa una educación y empatía tal que no contemple clamar expresiones de odio de ningún tipo contra alguien que no nos ha hecho directamente nada. Me avergüenza también tener que decir esto, pero esa que nos permita seguir siendo seres humanos civilizados aunque nuestro equipo de fútbol esté disputando un partido.

Quizás esté pidiendo mucho y tenga que conformarme con pedir que, al menos, esperen a que Vinícius provoque en primer lugar. Igual hasta se llevan una sorpresa. Porque Vinícius sólo empezó a molestar cuando empezó a marcar goles y a ser determinante. Porque a muchos lo que les molesta quizás sea que Vinícius, y disculpen la expresión, no es de los que da la primera hostia, sino el que da la última.

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