El gran problema del Zaragoza en este mercado | OneFootball

El mercado invernal no siempre es una ventana abierta. A veces es un pasillo estrecho, sin luz al fondo, donde cada paso pesa más de lo debido. En ese escenario se mueve ahora el Real Zaragoza, un club histórico que llega a enero con una necesidad clara: reforzarse. Pero también con un problema mayúsculo que amenaza con bloquear cualquier intento de mejora. Porque antes de entrar, hay que salir. Y ahí aparece el nombre que lo condiciona todo: Paul Akouokou.

El mediocentro marfileño es el primer gran nudo del invierno zaragocista. El club ya ha comunicado al Olympique de Lyon su intención de cortar la cesión, pero la respuesta desde Francia ha sido firme: no habrá ruptura si no se encuentra antes un nuevo destino para el futbolista. Y ese detalle lo cambia todo.

Akouokou, una pieza que no encaja

La llegada de Akouokou se planteó como una oportunidad de nivel para el centro del campo. Un jugador con experiencia en competiciones europeas, con físico, despliegue y recorrido. Sin embargo, la realidad ha sido muy distinta. Su protagonismo ha sido escaso y su impacto, prácticamente nulo. En una categoría como LaLiga Hypermotion, donde el ritmo y la continuidad son esenciales, el marfileño nunca terminó de encontrar su sitio.

El problema no es solo deportivo. Es estructural. Akouokou cuenta con un salario elevado para los estándares del Zaragoza, una carga que pesa como una losa sobre un límite salarial ya de por sí ajustado. Mientras su ficha siga ocupando espacio, cualquier operación de entrada se convierte en un ejercicio de equilibrismo.

El límite salarial, la verdadera frontera

El Zaragoza no compite solo contra otros clubes. Compite contra los números. La normativa económica de LaLiga obliga a hilar fino y a justificar cada movimiento. Sin salidas, no hay llegadas. Y sin liberar masa salarial, no hay margen para reforzar una plantilla que necesita retoques urgentes si quiere aspirar a algo más que sobrevivir.

La dirección deportiva es consciente. Por eso la prioridad no es fichar, sino desbloquear. Encontrar un club dispuesto a asumir parte —o la totalidad— del salario de Akouokou se ha convertido en una carrera contrarreloj. Pero el contexto no ayuda. Un jugador con pocos minutos, alto coste y escasa continuidad no es precisamente el perfil más atractivo del mercado.

Un efecto dominó que condiciona todo

La situación de Akouokou no es un caso aislado. Es la llave que abre o cierra el resto de movimientos. Mientras su salida no se concrete, el Zaragoza ve cómo se enfrían opciones, se encarecen alternativas y se agota el tiempo.

Cada día que pasa sin resolver este expediente es un día perdido para planificar el futuro inmediato. Porque el mercado no espera y los rivales tampoco. Otros clubes ya se mueven, ajustan, refuerzan. El Zaragoza, mientras tanto, sigue atado a una cesión que no ha funcionado.

Opinión: decisiones que marcan proyectos

Este tipo de situaciones dejan una lección clara. En Segunda División, el margen de error es mínimo. Una apuesta que no sale bien puede hipotecar un mercado entero. Y el Zaragoza lo está comprobando en primera persona.

La solución no será sencilla ni inmediata. Quizá pase por asumir pérdidas, negociar fórmulas imaginativas o incluso aguantar hasta el final del mercado. Pero lo que está claro es que, sin resolver el caso Akouokou, el Zaragoza seguirá caminando con una mochila demasiado pesada.

El invierno como espejo

El mercado invernal siempre termina mostrando la verdad de los proyectos. Al Zaragoza le ha tocado mirarse de frente. Resolver este bloqueo no solo determinará los refuerzos que lleguen, sino el mensaje que el club envíe a su entorno: ambición o resignación.

Porque en el fútbol, como en la vida, a veces avanzar no depende de lo que quieras sumar, sino de lo que seas capaz de soltar.