Lo único negativo del debut de Marino con la Selección Colombia | OneFootball

¡Parceeee, qué debut el que se mandó Marino Hinestroza con la Sele, ome! El man la rompió toda en su primer partido con la camiseta tricolor frente a Perú en el Metro. Desde que entró al terreno se notó que tiene ADN verdolaga: talento, carácter y ese toque diferente que enamora. ¡Jugó como si llevara años en la Selección, parcero!

Los que vimos ese partido quedamos con el pecho inflado, parce. Hinestroza no se achicó ni un segundo, y aunque era su primer llamado, lo jugó como si estuviera en la final de la Libertadores. Se movió como pez en el agua, tiró gambetas sabrosas y hasta dejó pagando a más de uno con su calidad. ¡Ese man es calle y academia al mismo tiempo!

Pero ojo, mi llave, que por ahí empieza el runrún… Los equipos de Brasil, que tienen la chequera pesada, ya le están echando el ojo a Marino. Y no sólo ellos, hasta Boca Juniors anda preguntando por ese crack que tenemos. No es por asustar, pero uno como hincha se pone a pensar: ¿Será que se nos va el pelado?

Atlético Nacional ya puso su precio, no se va por cualquier peso… pero ya sabemos cómo son esos equipos que sacan la billetera y ¡pum!, nos quitan las joyas. El talento de Marino no se consigue en cada esquina, eso es lo que duele, parce. Porque este pelado no sólo juega bien, ¡juega con el alma!

Sin embargo, no todo es preocupación, mi gente. Así como lo ven, Marino es de esos jugadores que valoran el proceso. Sabe que Nacional lo puso en el radar y que aquí tiene el cariño de toda una hinchada. ¡La familia verdolaga lo banca a muerte! Así que mientras esté con nosotros, lo vamos a disfrutar al máximo.

Y qué alegría tan berraca ver a un jugador de Nacional dejando huella en la Selección. Eso habla bien del proyecto, del talento joven y del futuro del Verde. Porque si algo tenemos claro es que Nacional es cuna de cracks, y lo de Marino es apenas una muestra de todo lo que se está cocinando.

Entonces parcero, celebremos este debut como se debe. Que Marino siga brillando, que los ojos del mundo lo sigan mirando, pero que él también sepa que aquí tiene su casa, su gente, y una tribuna que lo ama. ¡Vamos Verde, que lo bueno apenas comienza!