¡Medellín siempre se juega partidos memorables en Ibagué! | OneFootball

Mi gente del poderoso, llegó la hora de la verdad en Ibagué. Este miércoles tenemos una cita con la historia en el Manuel Murillo Toro, donde el rojo de la montaña va con toda por esos tres puntos que nos devuelvan el alma al cuerpo. Después del empate frente al América en casa, los muchachos saben que no hay margen de error. Hoy, más que nunca, necesitamos un equipo con sangre en el ojo y corazón de campeón.

Y es que si hay una plaza donde el Medallo ha sabido escribir capítulos épicos, esa es Ibagué, parceros. ¿O ya se les olvidó lo que pasó en diciembre de 2002? Allá fue donde se encendió esa mecha que terminó en la estrella más dura de todas, la que rompió la racha de 45 años sin título. Ese día no solo ganamos un partido… ganamos el respeto del país y volvimos a soñar en grande.

Alejandro Restrepo lo sabe y los jugadores también lo sienten. Este miércoles no es solo otro partido, es una final adelantada. Cada balón, cada barrida, cada pase tiene que ir cargado de intención, de ganas, de esa vibra que solo el Poderoso sabe poner cuando está contra las cuerdas. Nos toca remar, pero ya hemos navegado tormentas peores, ¿o qué?

El Tolima no es fácil, claro que no, y en su casa se hacen respetar. Pero si hay algo que tiene el Medellín es historia, es garra, es un pueblo que no deja de creer ni en las más bravas. Nos han querido ver muertos un montón de veces y aquí seguimos, parcero, con el pecho inflado y los ojos puestos en la final. Si hay que sufrir, se sufre. Pero que sepa el país que vamos con toda.

Nosotros no jugamos solos, nunca. Desde la distancia, desde cada esquina de Medellín y cada rincón del país donde haya un rojo, el aliento va a estar. Desde el que prende la radio en el taller, hasta la que ve el partido en su casa llorando de nervios. Esta hinchada es una familia, y esa energía también viaja a Ibagué. ¡Que se sienta el poder de la gente, carajo!

No olvidemos que este Medallo tiene con qué. Jugadores con talento, con corazón y con esa sed de gloria que no se negocia. Restrepo tiene claro el libreto, y si todos se conectan, no hay estadio que nos frene. Que ruja el Toro, que cante la tribuna, que tiemble la grama… porque allá va el Poderoso, a dejarlo todo como siempre.

Así que ya sabés, parcero: a creer, a aguantar y a apoyar como nunca. Que los 90 minutos en Ibagué sean una batalla con alma, con fuego y con toda la dignidad del escudo. Porque cuando juega el Medellín, juega la historia, juega el barrio, juega la pasión. ¡Vamos con toda, Poderoso! ¡Esta historia merece otro capítulo inolvidable!