Atlético de Madrid apunta contra el arbitraje por su empate ante el Celta | OneFootball

El empate ante el Celta de Vigo dejó un ambiente de bronca en el vestuario rojiblanco, y el principal blanco de las críticas fue el árbitro Soto Grado.

El «Cholo» Simeone y sus pupilos manifestaron una profunda indignación por el doble rasero en la señalización de infracciones. La gota que colmó el vaso fue la expulsión de Lenglet por doble amonestación en el minuto 40. Los colchoneros consideran que la segunda tarjeta, por una falta en el mediocampo, fue excesiva y determinante para que el equipo, que tenía el partido bajo control, perdiera la ventaja numérica y solo pudiera sumar un punto.

El cabreo de Simeone fue palpable, llegando a espetarle un «sos un caradura» a Soto Grado, mientras que el capitán Koke también alzó la voz. Aunque respetó la decisión final, el mediocampista señaló que el colegiado pudo haber mostrado «alguna amarilla más al rival y no lo ha hecho», evidenciando la sensación de que el baremo no fue el mismo para ambos conjuntos.

Para los madrileños, el criterio del árbitro fue inconsistente, ya que entradas fuertes sobre jugadores como Koke o Le Normand por parte del Celta quedaron sin el castigo de la tarjeta amarilla, mientras que la segunda falta de Lenglet, considerada leve por los rojiblancos, supuso dejar al equipo con un hombre menos durante 50 minutos.

Este colegiado es visto en el Atlético como un «reincidente» en actuaciones polémicas, recordando su desempeño en un derbi de Copa del Rey en 2023 que ya había provocado una queja formal del club. La actuación de Soto Grado, según el sentir del plantel, condicionó el resultado y les impidió llevarse el triunfo de Balaídos.