SoyDe2A
·10 de diciembre de 2025
Las Palmas 0-0 Mirandés: Un Suicidio, un Milagro y una Ocasión Tirada a la Basura

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·10 de diciembre de 2025


El fútbol tiene leyes no escritas y una de ellas es que no puedes dispararte en el pie y esperar ganar la carrera. La UD Las Palmas empató anoche ante el Mirandés en un partido que dejó de ser un partido en el minuto 38 para convertirse en un ejercicio de supervivencia. El 0-0 final puede verse como un punto heroico tras jugar con diez más de 50 minutos, o como la constatación de que a este equipo, cuando no le falta actitud, le sobra infantilismo.
El Gran Canaria se preparaba para una noche de redención tras el desastre de Castalia, pero acabó siendo una velada de frustración y dientes apretados.
El guion inicial era el soñado. Luis García devolvió los galones a la «vieja guardia» y el equipo respondió. Con Jonathan Viera de titular llevando la manija y un Milos Lukovic hiperactivo, la UD encerró al Mirandés en su área durante media hora. El gol parecía cuestión de tiempo; la redención estaba al caer. El Mirandés ni la olía.

Pero entonces, Dinko Horkas decidió apagar la luz. En el minuto 38, en una jugada que no aparentaba peligro mortal, el portero croata midió mal, salió de su área y tocó el balón con la mano para cortar un avance. Roja directa. Una expulsión tan justa como innecesaria e infantil que dinamitó el plan de partido. De un plumazo, la UD pasó de dominador a víctima. Y lo más doloroso: el sacrificado para que entrara el meta suplente, José Antonio Caro, fue precisamente el capitán Viera, que se marchó con la cara de quien sabe que la noche se ha ido al traste.
La segunda parte fue otra historia, una de trincheras. El Mirandés, que hasta entonces había sido un espectador, se encontró con el regalo de su vida: superioridad numérica y un rival aturdido. Los «jabatos» se vinieron arriba y rondaron el área, llegando incluso a celebrar un penalti por mano de Sergio Barcia que el VAR, haciendo justicia, anuló.
Aquí es donde apareció el orgullo. Si en Castalia faltó «vergüenza», ayer sobró coraje defensivo. Con uno menos, Las Palmas se cerró bien. Mika Mármol se multiplicó para sacar el balón jugado y romper líneas cuando nadie más se atrevía, y el debutante Caro cumplió sin alardes pero sin fallos. El equipo supo sufrir, algo que se le había olvidado hacer, y logró cerrar la persiana ante un Mirandés que, sinceramente, fue alarmantemente inofensivo para jugar con uno más tanto tiempo.
El pitido final dejó un sabor agridulce. Se salvó un punto, sí. Se mantuvo la portería a cero en inferioridad, también. Pero la sensación en la grada no era de alivio, sino de oportunidad perdida. En una liga tan apretada, regalar 50 minutos por un error individual grosero es un lujo de ricos que Las Palmas no se puede permitir. El equipo demostró que tiene fútbol (en la primera media hora) y que tiene casta (en la segunda parte), pero sigue faltando esa madurez competitiva para no autosabotearse. Ayer no nos ganó el Mirandés; ayer nos empatamos nosotros solos.
(Ante la ausencia de Viera y la expulsión de Horkas, el central fue el líder silencioso. Sostuvo a la defensa, corrigió los desajustes y fue el único capaz de sacar al equipo de la cueva con el balón controlado.)

📉 El Señalado: Dinko Horkas
Su error condenó al equipo. No se puede cometer una imprudencia así cuando eres el último hombre y tu equipo tiene el control total. Ayer fue el villano involuntario de la película.

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