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La Galerna

·29 de septiembre de 2025

Mira, chato (CXCVI)

Imagen del artículo:Mira, chato (CXCVI)

Yo no cerraría el Madrid. De momento, vamos

Pues sí: el Madrid empezó a despedir septiembre palmando en fútbol y baloncesto. Coño.

Dolorosísimo lo primero, primer título que voló lo segundo. No llegó el consuelo entre canastas. Pero sí, yo no cerraría el Madrid, al menos de momento. Consejo aconsejable: paciencia.


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Veo coincidencias más allá de la derrota en ambos equipos. La mayor que afrontan un periodo de renovación profundísima tras cerrar dos etapas gloriosas de emociones, juego, títulos, jugadores y técnicos. Y esos cambios jamás fueron coser y cantar. Ese detallito a muchos se les escapa.

Laso-Mateo fue una continuidad, ahora está Scariolo. A Zidane-Ancelotti les ha seguido Alonso. Carroll, Rudy, el Chacho, Poirier, Musa, Kroos, Casemiro, Modric, Cristiano, Bale, Marcelo, Benzema, Ramos, ¡Doncic!… Esos y otros muchos están en la Historia del Madrid y del Deporte. O sea, no siguen en el club.

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Sí, es imposible despedir todo eso y pretender seguir jugando y ganando como si tal cosa, esa bella mala costumbre madridista. Estos son otros tiempos y otros protagonistas. Luego no hay mejor consejo que esperar y ver. Que no es raro que el Madrid palme, vamos.

Pero tampoco discuto que las dos plantillas son muy buenas y deben ser supercompetitivas. ¿Que falta eso, aquello otro? Pues sí, seguramente. Falta sobre todo tiempo. Y no cedo un palmo en mi impresión de que las dos van a aspirar a todo.

Lo cual no pugna con reconocer que ahora mismo el de fútbol está por debajo de varios equipos europeos y el de baloncesto más o menos, si pensamos que faltó a la última ‘final four’.

El Madrid de fútbol y  de baloncesto afrontan un periodo de renovación profundísima tras cerrar dos etapas gloriosas de emociones, juego, títulos, jugadores y técnicos. Y esos cambios jamás fueron coser y cantar. Ese detallito a muchos se les escapa

Ambos caminan lejos de su velocidad de crucero, lo raro sería lo contrario. Se trata de dos plantillas nuevas. No queda otra que esperar y desterrar la comprensible idea/cabreo de querer quemarlo todo.

Y sí, fue evidente que el primer partido grande se le atragantó de lo lindo al equipo de fútbol. Desde el entrenador al último suplente. El 5-2 lo resumí como una cornada de setenta trayectorias. Normalmente se la lleva el torero, esta vez se la llevó un manso, una cosa rarísima.

Un manso corneado en el Metropolitano. No embistió. Careció de trapío, de cuajo, de calidad. Un manso de libro en un ambiente que aseguraba un rival enloquecido y más, al que no supo hacer frente en algo fundamental: fue incapaz de correr sin la pelota y cuando la tuvo corrió mal. Imposible superar la prueba.

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Eso fue para mí lo más decepcionante. Cualquier madridista, de Madrid o Singapur, sabía lo que le esperaba al equipo. Pues fue, salió y no se enteró. En lo físico, lo táctico, en todo. Salió derrotado del vestuario, sí. La primera parte y la segunda.

Hay mucho trabajo por delante, claro. Sigo pensando que Xabi acierta cuando dice que debe cambiar muchas cosas, desde el juego a la actitud. Que no es, la actitud, saltar, correr, chocar más que el adversario, que también. Se trata sobre todo de saber estar en el campo y esta vez no supo. No fue tan raro que se llevara cinco. Este rival si puede te mete siete. O diecisiete. Es otro bendito peaje a todo lo vivido.

Hay mucho que trabajar y decidir. El diagnóstico del nuevo entrenador es acertado, insisto. Hace falta ver cómo evolucionan los muchachos, quiénes valen y quiénes no para la tarea de fabricar el nuevo Real Madrid, que no es cosa de cuatro días. Ni de cuarenta.

Fue incapaz de correr sin la pelota y cuando la tuvo corrió mal. Imposible superar la prueba. Salió derrotado del vestuario, sí. La primera parte y la segunda

Admito pues las dudas y aconsejo tranquilidad. Normalísimo el enfado, pero hasta ahí. Es del todo imposible que aquel Madrid arrollador, el de las 6 Copas de Europa en 11 años y lo que aquí le permitieron ganar, se repita y convierta en un plis plas, o dos, en otro equipazo.

La pasada temporada se le vieron las costuras, las carencias que provocaban las inevitables ausencias, las barrigas llenas, todo eso. Y mira que llegó Mbappé. En el Deporte no hay milagros. Hay que tener una idea, abrazarla entre todos y perseverar. A menudo lo parece, pero el Bernabéu no es Lourdes. Ni el Palacio.

Tiempo de dudas y recelos: correcto. Hasta ahí. La tarea de técnicos y jugadores es perseverar en una idea, trabajarla fanáticamente. La del pueblo, ayudarles en el tránsito. Si además ganan los grandes títulos será la monda.

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¿Si los espero? Ya digo. Ahora mismo veo rivales más entonados, más hechos, más favoritos. No lo es el Madrid, vamos a esperar. La cosa me lleva a una entrevista que le hice a Juanito Esnáider, al que llamaban El Loco: “Sí, vale, lo soy. Pero no como vidrios”, me contestó y titulé. Usted tampoco los come...

Al Madrid, los dos, le espero hecho equipo, hecho mayor, ahora no lo es. El diagnóstico está y la respuesta en cada vestuario. Átense los machos, por supuesto.

(Nota final. El arbitraje del 5-2. Alberola y el VAR estuvieron lo esperado: la tostada no cayó tampoco esta vez del lado madridista, una casualidad que se repite. Nico González vs. Carvajal, penalti, lo de Sorloth y tal. El VAR juntó a dos madrileños en un derbi por primera vez. El problema no es su cuna: son todos iguales. Eso no es casualidad).

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