DaleRojo
·5 de junio de 2025
Ojo a la clave de Fydriszewski para alcanzar el nivel que tiene hoy

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·5 de junio de 2025
Parce, hay que decirlo con todas las letras: el Polaco está despierto, ¡y qué forma de volver! Después del partidazo en el Murillo Toro frente al Tolima, nos regaló unas palabras que nos llegan directo al corazón del hincha. Nada de suerte, esto fue mentalidad, sudor y corazón. “Yo vengo mentalizado desde los primeros partidos”, dijo el loco, sabiendo que las cosas no se estaban dando, pero igual no bajó la cabeza ni un segundo.
El hombre sabía que las rachas malas no son eternas. “Venía trabajando duro porque yo sabía que en algún momento las rachas están para romperse”. ¡Y claro que las rompió! No hay derrota que aguante un corazón comprometido, y el Polaco lo demostró. Volvió al gol en el momento más bravo, en los cuadrangulares, donde todo cuesta el doble, donde cada jugada pesa toneladas.
La lesión lo sacó un mes de las canchas, pero no del sueño, ni de la lucha. “Cuando me tocó la lesión de estar un mes afuera, me entrené el doble; estuve siempre fuerte de la cabeza”. Ahí está la clave, parceros, cuando otros se rinden, él apretó los dientes, se llenó de berraquera y se puso a trabajar. Porque esto no es solo talento, es tener huevos, disciplina y amor por esta camiseta.
Y es que lo del Polaco no es cuento, mirá la estadística: dos goles con el Medallo y los dos en finales. ¡Este man nació para los momentos grandes! No aparece en los partidos cualquiera, aparece donde muchos se esconden. Y eso, parceros, es tener el sello de un guerrero. De esos que no tiemblan, que la piden cuando quema.
Contra Tolima lo vimos diferente, más enchufado, más decidido. ¡Como si llevara fuego en los botines! Cada pelota que tocó fue con hambre, con rabia contenida, con ganas de callar a los que dudaron. Y qué golazo, parce, ¡qué golazo! Un grito que se escuchó desde Ibagué hasta la tribuna norte del Atanasio.
Esto es lo que necesitamos, parceros. Gente que sienta el rojo en la piel, que se pare firme en la mala y que no se esconda cuando el estadio arde. El Polaco entendió el mensaje: acá no se trata solo de jugar, se trata de representar una historia, un barrio, una hinchada que nunca abandona.
Así que desde este rincón digital, te decimos con orgullo: ¡gracias Polaco! Gracias por aguantar, por entrenar el doble, por no bajar la cabeza. Ahora más que nunca, te necesitamos así, encendido, con la mira afinada y la mente más poderosa que nunca. ¡Vamos con toda, que el sueño está más vivo que nunca! ¡Arriba el DIM, carajo!