DaleRojo
·5 de junio de 2025
Parce, otra razón de peso para seguir creyendo en Restrepo

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Yahoo sportsDaleRojo
·5 de junio de 2025
Parce, lo que pasó en Ibagué fue un poema futbolero escrito con rabia, garra y corazón rojo. Ese segundo gol del Medellín no fue cualquier contragolpe. ¡Fue una declaración de principios! Seis guerreros vestidos de gloria se lanzaron al frente como si el alma se les fuera en esa jugada. ¡Eso no se entrena, eso se siente!
Imaginate la escena, loco: Tolima pierde la pelota, y en un abrir y cerrar de ojos, ¡boom! Seis jugadores del DIM se van al ataque como una estampida poderosa. No fue casualidad, fue convicción. Fue creer que cada recuperación es una oportunidad para hacer daño. ¿Resultado? Golazo. De esos que se gritan con el alma y se sienten en la piel.
Alejandro Restrepo no dirige con corbata, dirige con huevos y con fútbol, parce. Lo que vimos en ese contragolpe habla clarito del ADN que este man le está inyectando al equipo: intensidad, valentía y hambre de gloria. ¡Este equipo no especula, este equipo propone, busca y ataca con todo el combo!
Y no es solo un gol, mi llave, es una señal para todos los que soñamos con la estrella. Porque cuando un equipo se lanza con seis tipos al frente en pleno cuadrangular de visita, es porque no le tiene miedo a nada. Y si ellos no le temen al reto, ¿cómo no vamos a creer nosotros desde la tribuna, desde la pantalla, desde la calle?
Es que este Medellín tiene eso que enamora, eso que se mete por los ojos y se queda en el pecho. No solo es fútbol bonito, es compromiso. Es una banda que entendió que la historia no se respeta solo con palabras, sino yendo al frente, metiendo y sudando la camiseta como si cada partido fuera una final.
En ese gol se vieron reflejadas todas las arengas, todos los bombos y todas las gargantas que no se cansan de alentar. Porque cuando el equipo corre, lucha y ataca así, es porque siente que tiene un pueblo atrás empujando. Ese gol no lo metió solo el que remató, ese gol lo metieron seis y lo gritamos millones.
Así que sí, parcerito, esta es otra razón más para soñar en grande. Porque cuando ves a tu equipo atacar con esa furia, esa convicción y ese amor propio… entendés que no estamos para ver qué pasa: estamos para hacer que pase. ¡Vamos Medellín, con vos hasta el final!
¡Golpe de autoridad del Medellín en Ibagué!