
La Galerna
·4 de septiembre de 2025
Sergio Sinatra Ramos

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·4 de septiembre de 2025
Sergio Ramos canta. Esto no es nuevo, alguna vez hizo sus pinitos en la música, de ahí su apodo de Canelita, que ha hecho las delicias de jóvenes y mayores cuando se refieren al de Camas. Sergio, nuestro querido Churu, ha sacado a la palestra una canción, llamada Cibeles, según algunas fuentes impulsado por una situación económica personal y de sus empresas algo tensionada, que habría obligado al camero a buscar ingresos extras a través de sus dotes artísticas.
Sergio Ramos es admirado por el madridismo militante. Su gol en la Décima Copa de Europa al mejor equipo de Canillejas, la apertura del marcador en la Undécima, frente al mismo club del Pueblo, su capitanía y su comportamiento como jugador del Real Madrid, han granjeado el respeto y la admiración de propios y extraños, de seguidores y adversarios, de madridistas y antimadridistas. Yo no voy a negar sus logros ni sus hazañas, faltaría más, pero sí que voy a analizar la letra de la cancioncita de marras, porque tiene tela la cosa, al menos, desde mi humilde punto de vista.
Que Sergio Ramos es muy suyo no es algo que se puede negar. A través de su trayectoria en el club blanco y en la selección española ha ido dejando muestras de ello. Además, ser asesorado y representado por su hermano René, que más parece el Jorge Mendes del Guadalquivir que un hermano que quiere lo menor para su pupilo (ha aparecido siempre con una ambición desmedida, haciendo declaraciones fuera de lugar y pidiendo al club el oro, el moro y el trono de la Macarena si hacía falta), ha ido forjando esa idea que nos invade a algunos de que, en su día, el Churu, quiso ser más que el escudo, quiso que se le reconociera con derechos por encima del Real Madrid. Y eso, amigo Sergio, eso, aquí, es más que difícil, por no decir imposible.
Pues la cancioncita de marras, la cual no he escuchado por respeto a mis canales auditivos y a mi sensibilidad musical, pero que si he leído para poder escribir estas líneas, dice cosas que denotan más resquemor que admiración, más rencor que agradecimiento y más reserva que virtud. Por eso, amigos míos, voy a desgranar algunas de las frases de la misma, las que entiendo que no tienen desperdicio, contestándolas una a una según lo que piensa este humilde escribidor de cosas que se siente un amigo, un admirador, un esclavo y un siervo de todos ustedes, queridos lectores de este excelsa publicación merengue.
Empezamos a bote pronto…
Yo no quise irme. A ver, querido paisano de mis entretelas. Tu no quisiste irte del Real Madrid como dices, pero sí quisiste, por ti o por René interpuesto, echarle un pulso al club.
El Real Madrid te hizo una oferta de renovación que no aceptaste, te hiciste el longuis, pidiendo mucho más de lo que sabías, porque lo sabías, que el club podía ofrecerte. El Real Madrid, como eras el capitán y, quizás, el tipo más importante de la plantilla, te dio todo el tiempo del mundo para aceptar o rechazar dicha oferta, hasta que un buen día, al ver que se echaba el tiempo encima para planificar la temporada siguiente, te preguntó si planificaban sin ti, a lo que contestaste que si, que planificaran sin problema, creyendo que el Real Madrid, no el cliente de Negreira con Messi, no el Socuéllamos, sino el Real Madrid Club de Fútbol, iba a ir detrás de tí suplicando que te quedaras, mientras tú valorabas otras ofertas más suculentas de otros clubes.
Efectivamente, el club planificó y fichó, y cuando te diste cuenta de que lo que te ofrecía el Real Madrid, unido a tu posición de capitán y jefe del vestuario del mejor club del mundo, era lo mejor que podía aceptar, llamaste a la puerta de las oficinas diciendo que si, que aceptabas la oferta. Lo que ocurrió, querido Gorgorítez, es que el club te dijo que ya era tarde, que la oferta había caducado. No pasó nada más, ni nada menos, criaturita mía. Sigamos…
Tu me pedista que vuele. La fase no tiene desperdicio, más que nada por la construcción la misma. Hijo mío, ¿no podías haber elegido un letrista que supiera algo de español? ¿O es que es de tu propia cosecha?, lo que no me extrañaría nada, por cierto. A ver, Sergio, el Real Madrid no te pidió que volases (ahora sí, de nada). El Real Madrid te pidió que aceptaras una muy importante oferta de renovación, que tu despreciaste y, evidentemente, el club obró en consecuencia. Más…
Yo mataba por ti. Te amé y te defendí. Sangre y sudor te dí. Que si, Sergio, que diste mucho por el Real Madrid, tanto que eres el jugador más expulsado y más amonestado en la historia del club. Ni los defensas más sanguinarios de la historia blanca se acercan a tus números. Que sí, que diste mucho, faltaría más después de lo que ganabas, que sudor y sangre diste, claro, hombre, diste mucho pero, te voy a contar una cosita, ahora que no nos oye nadie. Diste mucho por el Real Madrid, sí, pero el Real Madrid te dio a ti, sí, a ti, mucho más de lo que tú le diste al club. Y ¿sabes por qué? Porque el Real Madrid le da a sus futbolistas una serie de privilegios dentro del mundo del fútbol, en materia de títulos, reconocimientos, relevancia, contratos publicitarios, contratos de marketing y demás beneficios, que no encontrarán en otro club, y menos en tu Sevilla del alma, del que te fuiste corriendo en el momento en el que el Real Madrid Club de Fútbol llamó a tu puerta, como deber ser y como los madridistas agradecemos eternamente.
El Real Madrid, querido Churu, da mucho más a sus jugadores que los mismos futbolistas pueden dar al Real Madrid, puesto que los jugadores sois (sí, sois) contingentes, pero el Real Madrid es eterno… ¿entiendes, querido? Eterno.
Menos mal que yo me marché porque no me trataste igual. Pero alguien siempre da más. A ver, chico, dices que el Real Madrid no te trató igual. ¿Igual que quién? ¿Igual que tú al Real Madrid?
Te recuerdo, camero de mis entretelas, que el Real Madrid tuvo la paciencia de esperar tu respuesta a la oferta vede renovación, oferta que tu despreciaste, primero con la indiferencia y después, como he explicado antes, diciéndole al club que planificara la temporada siguiente sin ti. ¿No crees que el club te trató mucho mejor, teniendo en cuenta los servicios prestados, que tú al club?
Yo creo que sí, amigo. Además, quisiera contarte otra cosita, por si no te la han contado antes o por si los negocios equinos no te permiten acordarte. Había un jugador, un tal Alfredo Di Stéfano, que ganó cinco copas de Europa y que marcó en las cinco finales que ganó (algo más que lo tuyo, Sergio), que también le echó un pulso al Real Madrid.
Y ¿sabes lo que pasó? Pues que el Real Madrid, en su acertadísima política de que nadie está por encima del club, no le renovó después de la derrota en la final de 1964 ante el Inter de Milan de Luis Suárez (el bueno), y acabó sus días futbolísticos sin pena ni gloria en el Español de Barcelona.
Otro ejemplo, mira. Un tal Cristiano Ronaldo Dos Santos Aveiro, que te sonará. Ganó 4 Copas de Europa con el Real Madrid, igual que tu, marcó en dos finales, igual que tú, y ostenta el récord de goles marcados de la historia del club con 451, a una media de 50 por temporada, algo más que tu. También, siendo el futbolista más mportante de la historia merengue después de Di Stéfano, le quiso echar el consabido pulso al Real Madrid por un quítame allá una renovación que tenía un tanto de aire de pago de multa de Hacienda y otro tanto de ataque de celos por los que el cliente de Negreira hacía, en forma de renovaciones millonarias, con Messi. Ya sabes lo que ocurrió, Sergio mío, el Real Madrid, que está por encima de todos los futbolistas, se llamen como se llamen, le dijo a Cristiano que trajera 100 millones y que podía irse. Los trajo y, adiós muy buenas.
Sin embargo, otro futbolista que, supongo que te suena, que dio una Copa de Europa (casi como tú porque éste si marcó el gol decisivo) con, posiblemente, el gol más bello de una final, un chico tímido que ganó el Balón de Oro y el mundial con Francia, un tal Zinedine Zidane, con el que coincidiste en el campo, renunció a su último año de contrato cuando vio que no iba a dar lo que el Real Madrid exigía y esperaba de él, a más de seis millones de euros limpios, y se fue para volver como entrenador y ganar tres Copas de Europa seguidas. Eso sí es dar, amigo mío, eso sí que es dar al club y demostrar su amor por los colores, Sergio. Y termino….
Un partido dura 90 minutos y te di 93, más de la cuenta. A ver, te voy a contar algo más… un tal Francisco Gento López, que ganó seis copas de Europa, alguna más que tu, ganó él solito la Tercera con un gol en la prórroga al Milan en Bruselas.
Sí, Sergio, en la prórroga, cuando el equipo estaba muerto, llegó la Galerna del Cantábrico y marcó el gol decisivo, no el empate en el descuento, sino el que dio el título porque, sin quitarte mérito, válgame el Señol, tú empataste en Lisboa, sí, pero fueron Bale (con tres goles en finales), Marcelo (con 5 Copas de Europa) y Cristiano Ronaldo (con 5 Copas de Europa y marcando tres goles en finales, amén del penalti decisivo en Milan) quienes nos dieron el título.
En una palabra, Sergio, la canción que has publicado, y que cantas como si te hubieras tragado el silbato de Hernández Hernández, rezuma odio y rencor por todos los poros hacia la institución que te ha dado todo lo que has sido en el mundo del balompié y en tu vida, lo que hace sacarme de dudas de tu pobre conciencia, madridismo y honor.
Hoy me despido con una frase de Don Alfredo: Ningún jugador es tan bueno como todos juntos, y con la nuestro amigo Javi: ser del Real Madrid es lo mejor que una persona puede ser en esta vida. ¡Hala Madrid!
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