La afición del Barça salva a 3 jugadores de la debacle ante el Sevilla: 'Son los únicos que...' | OneFootball

El Barcelona vivió una noche amarga en el Ramón Sánchez-Pizjuán. El equipo cayó goleado 4-1 ante el Sevilla, en un partido que dejó al descubierto todas sus carencias. Fue una de esas noches que duelen, no solo por el resultado, sino por la sensación de impotencia que se respiró en el campo.

Desde el pitido inicial, el Barça fue un espectador más. El Sevilla, con ritmo y presión alta, impuso su ley, los culés no lograron conectar pases largos ni mantener la posesión.

El equipo perdió su identidad, ese estilo de juego que tanto le ha caracterizado durante décadas. Sin control, sin intensidad y con una defensa desbordada, el Barça se vio superado en todas las líneas.

El Barça cae derrotado en Sevilla | Getty Images

Los goles sevillistas llegaron con facilidad. Cada contraataque era una amenaza. Cada pérdida, un castigo y aunque el gol de la honra maquilló ligeramente el marcador, el resultado fue claro: el Barcelona no compitió.

Un Barça sin alma ni liderazgo

Más allá de lo futbolístico, lo que más preocupa es la falta de carácter. No hubo reacción tras el primer golpe, nadie levantó la voz, nadie pareció tomar el mando. El equipo caminó por el césped con la mirada baja, esperando que el tiempo pasara rápido.

Hansi Flick, cuestionado tras el encuentro, reconoció que “faltó intensidad y actitud” y no se equivoca. El Barça fue un equipo sin alma, sin esa garra que siempre exige su afición. Los jugadores parecían desconectados entre sí, sin química ni comunicación.

La grada lo notó. En redes sociales, los comentarios fueron duros. Muchos culés hablaron de “falta de orgullo” y “desconexión total”, pero en medio de las críticas, tres nombres se salvaron del incendio.

Rashford, Eric García y Pedri: los tres rescatados

Marcus Rashford, pese al desastre colectivo, fue uno de los pocos que no dejó de intentarlo. Peleó cada balón, buscó el uno contra uno y trató de generar peligro por banda. No tuvo suerte, pero sí actitud, los aficionados lo reconocieron: “Fue el único que parecía creer en la remontada”.

Eric García también se ganó el respeto, aunque el sistema defensivo se derrumbó, el central mostró compromiso, ordenó, gritó y corrió hasta el final. En varias jugadas evitó males mayores, no se escondió. “Al menos Eric sintió el escudo”, escribió un aficionado en X.

Pedri, por su parte, volvió a ser el faro en medio del caos, intentó controlar el balón, girar el juego, ofrecer líneas de pase. Fue el único que dio algo de coherencia al mediocampo. Su esfuerzo, visible en cada acción, le valió el aplauso incluso de los sevillistas al ser sustituido.

El mensaje de la afición: actitud antes que resultado

Tras el encuentro, la hinchada culé mandó un mensaje claro: no se puede ganar siempre, pero hay que competir siempre. La derrota duele, pero lo que más molesta es la sensación de rendición.

El Barça tendrá que reaccionar. Volver a conectar con su gente, recuperar su esencia y, sobre todo, mostrar orgullo por el escudo.Porque al final, como repiten los aficionados, “se puede perder, pero nunca dejar de luchar”.