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·4 novembre 2025
La encrucijada de Marcelo Gallardo en River ante su continuidad

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·4 novembre 2025

La continuidad de Marcelo Gallardo como técnico de River no está garantizada para 2026 y la clasificación a la próxima Libertadores lo es todo.
Marcelo Gallardo atraviesa el período más complejo de su trayectoria junto a River. Ha transcurrido un año y tres meses desde su regreso al banco de suplentes, pero el equipo no encuentra la dirección correcta y acumula múltiples decepciones y fracasos en este corto tiempo.
La reciente caída en casa ante Gimnasia y Esgrima La Plata exacerbó la crisis deportiva. De hecho, el Lobo triunfó en el Monumental después de dos décadas sin lograr una victoria allí. El nerviosismo deportivo es notorio, los hinchas han agotado su paciencia y manifestaron su profundo malestar de manera explosiva, con fuertes críticas e insultos hacia los jugadores y pedidos de “que se vayan todos”.
Con una situación inusual que toca incluso la figura del director técnico, esta grave situación afecta las aspiraciones de jugar a la próxima Copa Libertadores y de pelear por el campeonato local. El panorama se complejiza de cara a lo que será el próximo compromiso: la visita al estadio de Boca para una nueva edición del Superclásico.
Aunque River no quiere terminar el 2025 sin títulos, el factor determinante para la continuidad de Gallardo será la clasificación a la Libertadores. No obtener el cupo, ni por el certamen doméstico ni por la tabla general, significaría un final ineludible.
A pesar de los resultados, el nuevo presidente electo, Stefano Di Carlo, no planea destituir al Muñeco. El directivo fue clave para el retorno del técnico en 2024 y mantienen una relación positiva. No obstante, si el equipo falla en la meta continental, la dirigencia aguardaría una dimisión voluntaria por parte del estratega.
Gallardo contó con un presupuesto cuantioso para buscar incorporaciones, pero pocos estuvieron a la altura de las exigencias requeridas. Esta falta de rendimiento disminuyó considerablemente la fe de los dirigentes, por lo que revertir el panorama actual es la única salida para que Napoleón no tenga su Waterloo.
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