Parce, estos son los números de Choto en el Medellín | OneFootball

Parce, cuando uno habla de ídolos del Medellín, hay nombres que suenan fuerte… pero el de Roberto Carlos Cortés retumba como bombazo en el Atanasio. Ese man no solo jugaba, él sentía la camiseta. Y no era de esos que se quedaban en palabras, no no no… este bacán lo demostró en cada jugada, en cada partido, en cada gota de sudor que dejó en la cancha.

¿Sabe cuántos partidos se echó con el Rojo? ¡Tres-ciento-treinta-y-siete! ¡Imagínese eso! 337 veces defendiendo el escudo como un guerrero en la mitad del campo. Y como si fuera poco, metió 20 pepas, parce. ¡20 goles desde atrás, como quien no quiere la cosa! Y eso que no era delantero, era el motorcito del medio, el pulmón del equipo.

Pero lo más bravo no fueron solo los partidos ni los goles… fue que ese man se metió pa’ la historia grande del DIM. Porque cuando en el 2002 rompimos esa racha tremenda de 45 años sin título, ¿quién estaba ahí? ¡Choto, papá! Dándolo todo, siendo clave en esa vuelta olímpica que todavía se siente como ayer. Ese campeonato fue el desquite, el grito atragantado de generaciones… y él fue protagonista.

El man no solo dejó huella en el césped, también se la tatuó en la piel. Sí, así como lo lee: se tatuó el escudo del Medellín, parce. ¡Eso es amor del bueno, del que no se borra ni con cloro! Eso no lo hace cualquiera. Eso lo hace un hincha con sangre roja y corazón azul, un verdadero referente del Poderoso.

Preguntá por él en la tribuna y verás que todos lo recuerdan con cariño, con respeto, con orgullo. Porque Roberto Carlos fue y sigue siendo ese jugador que representó lo que significa ser del DIM: entrega, garra, pasión, y cero miedo pa’ meter pierna si toca.

Hoy en día ya no lo vemos en la cancha, pero su legado vive en cada niño que sueña con jugar pa’ el Medellín, en cada hincha que lleva el escudo tatuado en el alma. Roberto Carlos es de esos ídolos que no pasan de moda, parce, de los que uno siempre quiere ver en los videos de la historia gloriosa del club.

Así que ya sabe, cuando hablen de ídolos, no se les olvide ese nombre. Roberto Carlos. El que sudó la camiseta, el que gritó campeón después de 45 años, el que lleva al DIM en la piel… y en el corazón de toda una hinchada que no lo olvida. ¡Grande, papá!